No soy pastor. Aunque me han invitado a predicar algunas veces, no he sido llamado por una iglesia para servir en esa capacidad. De vez en cuando me pregunto si Dios me llamará a llevar ese papel, pero todavía no tengo ninguna impresión clara de ir en busca de un pastorado.
Yo he bromeado con mi esposa de que no me gustaría ser pastor porque tendría que predicarme un sermón todo el tiempo. La predicación no es mera instrucción en cuanto a las doctrinas de nuestra fe, sino una llamada a la acción basado en las verdades de las Escrituras y en especial el evangelio. Sin aplicación un sermón no es nada.
Para el pastor, es difícil predicar semana tras semana porque tiene que analizar su propia vida con su Biblia abierta y muchas veces encontramos que no estamos poniendo en práctica lo que estamos por llamar a otros a poner en práctica.
Considera la carta de Santiago. Estos son mis pensamientos al estudiarla:
Santiago | Yo |
“…considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas” (1:2) | ¿Me quejo de las pequeñas molestias que encuentro diariamente? |
“Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios…” (1:5) | ¿Cuántas decisiones tomo sin pedirle a Dios sabiduría? |
“Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces…” (1:17) | ¿Me felicito por algo bueno que yo he conseguido como si lo hice yo sólo? |
“ustedes deben estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para enojarse…” (1:19) | ¿Hago muchos esfuerzos por ser escuchado? ¿Busco primero oír lo que otros están diciendo para mejor entenderles y ayudarles? |
En verdad no puedo contestar estas preguntas tal como yo quiero. Al leer la Biblia es muy fácil dejar que mi vieja naturaleza me domine y evitar considerar estas realidades. Pero cuando estoy preparando un mensaje para predicar, no puedo hacerlo. Tengo que enfrentar mis propias iniquidades e insuficiencias. ¿Cómo puedo llamar a la gente a considerarse muy dichosa cuando esté pasando por diversas pruebas cuando me quejo de las pequeñas molestias que encuentro diariamente?Así que tengo que aplicar el mensaje a mi vida antes de que yo pueda llamar a la gente a hacerlo también.
Yo sé que nosotros debemos de aplicar estas verdades a nosotros mismos cuando las encontramos en la Biblia si seamos pastores o no. Es el acto de enseñar a otros que me acuerda mucho de la hipocresía en mi vida. Es por eso que el pastor (y nosotros también) tiene que explicarnos como estos mandatos relacionan con la gracia que Dios nos ofrece en el evangelio. Es el evangelio, que es la “ley de libertad”, que nos da la gracia para servirle a Dios aun siendo inadecuados por el pecado que nos acecha. Todos debemos de tener el perdón y capacitación que Dios nos da a través de la fe en Cristo para nuestra salvación cuando leemos y aplicamos estas palabras de Santiago:
Pero pongan en práctica la palabra, y no se limiten sólo a oírla, pues se estarán engañando ustedes mismos. El que oye la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira a símismo en un espejo: se ve a sí mismo, pero en cuanto se va, se olvida de cómo es. En cambio, el que fija la mirada en la ley perfecta, que es la ley de la libertad, y no se aparta de ella ni se contenta sólo con oírla y olvidarla, sino que la practica, será dichoso en todo lo que haga. (Santiago 1:22-25)
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